Capitulo 2: Antigua disputa.
Arashi se colocó en posición de ataque mientras Jigoku sacó
su espada. Jiyu avanzó a la retaguardia
lista para actuar. Los soldados sacaron espadas y se dispusieron a atacar a los
chicos. Sin embargo, todos se sorprendieron cuando uno de ellos salió volando
por los aires y se estrelló contra el muro más cercano.
—Buen trabajo Jiyu
—Dijo su hermano.
Este para no ser
menos, lanzó una tajada al aire y una onda ígnea salió disparada chocando
contra dos soldados que acabaron cortados por la mitad y dejandolos agonizando
en el suelo. Los otros soldados retrocedieron.
—Bien. Mi turno —Dijo
Arashi sonriendo.
El chico salió
disparado y golpeó con el puño a varios soldados mientras se veian pequeñas
chispas negras. Tras un rato, sus cajas torácicas explotaban desparramando las
tripas por el suelo junto con sus cadáveres. El ultimo que quedaba al verlo
todo, salió corriendo hacia el bosque.
—Mira que cobarde..
—Dijo Arashi riendo entre dientes.
—Tal vez haya algún
superviviente, será mejor mirar a ver —Dijo Jiyu.
Los tres se acercaron
a las casas ardiendo. De pronto, empezaron a escuchar gritos provenientes de la
más cercana. Los chicos corrieron e intentaron entrar, pero las llamas eran
demasiado fuertes.
—Yo me encargo —Dijo Arashi
acercándose rápidamente hacia el fuego.
Arashi al estar encima
de una sombra se fundió con esta poco a poco hasta desaparecer. Entonces el
humo de pronto empezó a bajar al suelo y tras varios giros el humo se fue
apagando hasta desaparecer. Dos personas salieron lentamente de la puerta
tosiendo y cayendo al suelo agotados mientras Arashi volvía a aparecer.
—Habrá que atenderles
o algo —Dijo Jiyu.
Tras un par de minutos
en los que los chicos ayudaron a los dos heridos, estos despertaron. Jigoku
abrió los ojos como platos cuando reconoció a uno de ellos.
— ¡Tu! —Dijo el chico.
—Oh genial. Tenías que
ser tú —Dijo Jigoku.
El chico se levantó a
pesar del agotamiento y tanto Jigoku como el se miraron echando chispas por los
ojos.
—Eh parad tortolitos
—Dijo Arashi separándolos, aunque con mucho esfuerzo.
—No, otra vez no —Dijo
Jiyu llevándose la mano a la cabeza.
El otro chico se
despertó también y al ver a los dos chicos mirándose con rabia suspiró.
—Ah hola Jigoku.
Arekkusu para, este no es el momento —Dijo el otro chico.
—Siempre es un buen
momento —Dijo Arekkusu.
De un giro se libró de
la presa de Arashi y lanzó un tremendo rayo azul que al impactar en Jigoku hizo
que este se congelase. Tras eso, Jigoku empezó a emitir un brillo anaranjado y
el hielo se derritió al instante. Acto seguido creó una gran bola de fuego y la
lanzó a su rival, pero este creó un escudo de hielo que amortiguó el golpe.
—Sigues siendo un
flojucho —Dijo Arekkusu riéndose a carcajadas.
—No he olvidado cuando
me dejaste en ridículo ante aquellos hombres de Derelia —Dijo Jigoku.
Ambos volvieron a
intentar golpearse, pero Arashi alzó una mano y sus sombras atraparon a cada
uno impidiéndoles atacar o moverse.
—VALE, SE ACABÓ.
Haber, ¿Qué sucede? —Dijo Arashi preocupado.
—En primer lugar,
gracias por salvarnos. Mi nombre es Furasshu y este es mi hermano Arekkusu.
Venimos del mismo pueblo que Jiyu y Jigoku. De hecho, mi hermano y el siempre
se peleaban a la mas mínima.
—Y siempre me ha dado
vergüenza verlos pelear —Dijo la chica aburrida.
—La culpa la tiene el
renacuajo de m***** este, que es un c****** —Dijo Arekkusu.
—Tú a callar saco de estiércol
—Dijo Jigoku.
—Venga ya callaos.
Jigoku para ya, al fin y al cabo Arekkusu debe estar falto de fuerzas debido a
haber inalado todo ese humo —Dijo Arashi.
El chico miró con mala
cara a Arashi pero después asintió. Este soltó a los dos y ambos se acercaron a
sus respectivos hermanos sin dirigirse la mirada. Jiyu y Furasshu suspiraron.
—Bueno, ¿Vais a
contarnos que sucedió? —Dijo Arashi.
—Nosotros pasábamos
por aquí de camino a otro lugar. Esos soldados aparecieron de pronto y sin que
nos diera tiempo de reaccionar incendiaron la aldea y dijeron que iban de
camino a Saredian city. Los ejércitos de Zodian cada vez están conquistando más
terreno.
— ¿Quién es Zodian?
—Preguntó Jiyu.
Pero fue Arashi el que
respondió.
—Es el miembro más débil
de las diez amenazas. Se le conoce como el maestro de la electricidad. Las diez
amenazas intentan por todos los medios destruir el mundo y gobernarlo a su
antojo. Y de momento lo están consiguiendo. Lo que quiero es destruir esa
organización de una vez por todas y para siempre.
—Va a ser que es
imposible que alguien como tú lo logre —Dijo Arekkusu.
—Tú no me conoces de
nada —Dijo Arashi.
—En ese caso te
acompañaré. Tu solo no harás ni un rasguño a esos soldados, y mucho menos con
tus patéticas compañías —Dijo Arekkusu metiendo más leña al fuego.
—Calla quejica, que si
no fuera por nosotros estarías ardiendo —Dijo Jigoku.
—Al menos esas llamas surten
mas efecto que las tuyas —Dijo Arekkusu.
Ambos juntaron sus
cabezas con miradas asesinas y volvieron a saltar chispas. Sus dos hermanos se
miraron como diciendo “imbéciles”.
—Pues nada. Sera mejor
que vayamos hacia el este donde esta Saredian City. Cuanto antes lleguemos
mejor. Antes de que siembren el caos igual que aquí —Dijo Arashi.
Tras que Jiyu y
Furasshu separasen a sus respectivos hermanos, se marcharon derechos de nuevo
hacia el bosque. Pero dado que la luz del sol empezaba a flojear, decidieron
acampar en lo más profundo.
—No me gusta este
sitio, está muy oscuro —Dijo Jiyu.
—No seas quejica
hermana. Una lumbre y todo solucionado —Dijo Jigoku pavoneándose.
—Mejor busquemos leña,
no quiero que este energúmeno incendie medio bosque —Dijo Arekkusu.
De pronto, Arashi vio
un movimiento hacia Jigoku y alertó al chico.
—Cuidado Jigoku —Dijo
mientras le tiraba al suelo. La criatura les pasó rozando y exhibió sus dientes
rugiendo ferozmente en la reciente noche…
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